Rio IV 2007

[Diciembre 2007]

Llegar a las 6 y media de la mañana a Río Cuarto fresca como lechuga no es rockero en absoluto, tampoco lo es caminar cuadras y cuadras acompañando en el camino el ingreso en sus jornadas laborales y escolares a los habitantes de la ciudad, pero hay algo peor: Río Cuarto duerme la siesta!!! de esas de los pueblos, las interminables, las que obligan hasta a las moscas a no aparecerse por las calles. Los 38 grados a la sombra y la ausencia de humedad (probablemente también durmiendo siesta) avalaban la estrategia del desaparecer de las calles pero hacia falta almorzar y la vida del turista es hacer exactamente lo inverso que los habitantes del lugar en cuestión. En este desolado pueblo/ciudad (o viceversa) las paredes atiborradas de afiches nos informaron sobre la actividad que nos había llevado hasta ahí, el vicio que una vez más despuntaríamos, la propuesta comenzaría a las 23hs.con nada más ni nada menos que 4 bandas que amenazaban una joda que se instalaría indudablemente para quedarse....de repente, un kamikaze (golpe de efecto para la búsqueda de compradores del CD) apareció entre los adoquines hirviendo, balde de engrudo, pincel y afiches enemigos en mano y nos empezó a perseguir tapando todo dato existente de la visita de los uruguayos por esos lares, no nos importó, ya sabíamos todo lo que necesitábamos (o casi), la dirección no estaba en la gráfica pero no nos amedrentaban las 10 cuadras céntricas así que, en un rapto absoluto de rebeldía aparentamos perdernos, nos desviamos 2 cuadras del recorrido tradicional y ahí estaba....limpia, multicolor, salida de una escenografía televisiva, la esquina del Elvis. Hagamos un salto en la línea de tiempo (debo decir antes que no intenten almorzar después de las 2 de la tarde en Río Cuarto y que deben saber que las cajeras de Carrefour tienen más de 50 años), ya son las 22.30hs. Caminamos por la plaza central, la plaza Colón, buscando una cara amiga y la encontramos! Tato, Nacho y Lucas disfrutaban la movida nocturna de la ciudad cordobesa en la previa al show, después cena, después Elvis. Los de Dale Roska (nativos de Córdoba Capital) se ausentaron por motivos que no están claros dejando su lugar vacante en el denomminado “2º Encuentro Rioplatense de Latin Rock”, los locales Kingston Jam hicieron un tremendo show que empezó a descontracturar a los presentes, después los Andando Descalzo con bastantes problemas de sonido y por último los tan esperados Once Tiros. Arrancaron con Bisturí, seguido de Kamikaze en un combo enganchado promocionador de nuevo material discográfico, después Que no decaiga quizás dedicada a la chica que sentada en una banqueta alta se durmió atrás mío y no había guitarra de Santi ni saxo de Nacho que la despertara (estaba viva, sólo era la siesta retrasada). El público exultante saltaba y cantaba los temas nuevos demostrando que las acciones de CAPIF están más dibujadas que cartel de prohibido fumar en furgón del Sarmiento, los estribillos a la perfección, el resto lo estamos aprendiendo entre todos... y de pronto, cuando menos se lo esperaba uno, el público se retobó y se le vino al humo al pobre y tranquilo Bruno, fue el comienzo de una gran enemistad que perduró la noche entera. Para apaciguar las animas inquietas, el Negro y el muchacho objeto de improperios se divirtieron improvisando temas: - Me parece que no te quieren Brunito - Si me conocieran me querrían - Yo te conozco hace tiempo y me costó Y así siguieron...improvisadores e insultantes en un show aparte. Hubo espacio para Santi y “Nada”, cargadas de por medio por una timidez inexistente y lucha por el bastón de mando (léase micrófono principal) y para Lucas y su “Momento extraño”. Ausente con aviso el Campero, su coequiper, el Perci subió a la escena y cantó como es habitual, algunas reversiones de temas clásicos y como broche de oro una pelea sin sentido en el escenario entre el Negro y Lucas por un recorte de lista de último momento, sólo verbal, casi imperceptible para algunos pero que definió el final de la noche en Rio Cuarto, dejó afuera La Canao y estableció las bases para el final de la noche en la Capital Cordobesa.

Ludmila Báez